Muchas veces me pregunté hasta qué punto las redes sociales posibilitan de manera real y palpable el encuentro humano más allá de lo virtual. ¿Dónde queda la unicidad del ser humano en las masas anónimas de "seguidores"?; ¿cómo es posible no fundirse en el todo y surgir con la propia voz?
Hace tiempo que sigo en redes a Deborah Apeloig y su proyecto de Tikun Talks, trayendo luz y esperanza en un mundo donde la condición del ser humano empático y sensible, muchas veces se dilluye en el estupor de las sombras del desamor y el odio del hombre con su prójimo.
Con interés en su trabajo y en la forma en que lo hace, decidí escribirle por Instagram, contándole quién era, lo que hacía y mi deseo de juntarme con ella en una breve estadía que haría por Miami.
Con gran incertidumbre quedé expectante deseando recibir una respuesta que no sabía si llegaría....
No sólo me contestó sino que buscó la forma de encontrar ese "lugarcito" tan preciado para conocernos, compartir historias y experiencias personales. En un "mirarse a los ojos" hablamos de la familia, la fe y los temas que nos movilizan en la "búsqueda de sentido" en esta experiencia misteriosa que es la vida.
Deborah es un ser humano lleno de vida que contagia energía, ganas de "hacer" y que me conecta con las cosas que tienen sentido para mí. Dejar una huella, contar historias, rescatar la belleza en lo bueno que podemos hacer por el otro y vivir con humildad el camino de la vida. Todo se transforma en un gran aprendizaje si estamos dispuestos a que así sea, aprendiendo del otro y con el otro.
Gracias Deborah por brindarte y abrirte con generosidad a tan lindo encuentro.

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