Entrevista a Martín Gurvich
- Ilana Lamstein
- 4 mar 2024
- 11 Min. de lectura
Actualizado: 6 mar 2024
Hace algún tiempo, en un antiguo café de la Ciudad Vieja de Montevideo, tuve el placer de encontrarme con Martín Gurvich. Durante aquella interesante charla, tuve el privilegio de redescubrir la figura del destacado artista, escultor y pintor José Gurvich (Zusmanas Gurvicius 1927 - 1974) a través de la sensible y aguda mirada de su hijo.
Inmersos en el bullicio del café, la charla nos condujo hacia un espacio diferente y lleno de emotividad. Martín me abrió su corazón, recordando momentos de su infancia, su búsqueda espiritual y el legado de su padre más allá de su obra.
Comparto con ustedes ese enriquecedor encuentro que nos conecta con la vida, las creencias y el efímero plano terrenal de la experiencia humana.
Martín Gurvich nació el 25 de enero de 1963 y desde temprana edad, acompañó a sus padres en sus viajes por el mundo. Entre 1964 y 1970, la familia realizó una serie de viajes por Europa, Israel y Estados Unidos, país este último donde residieron hasta 1974, año en que prematuramente falleció José Gurvich.
Martín, siendo un niño en edad escolar, experimentaste la dura partida física de tu padre.¿Qué recuerdos atesoras de los momentos que compartieron juntos?

Yo lo recuerdo como alguien muy, muy cálido, de buen humor, social, afectivo, optimista y siempre muy compenetrado con su arte.
Cuando él estaba en el chip del arte cambiaba y no había que molestarlo. Era su profesión y ahí volcaba toda su pasión. Él pasaba muchas horas consigo mismo y en diálogo con sus obras. No era una persona que pusiera tanto tiempo en mi educación porque estaba con muchas cosas. Mi madre era la que se ocupaba de los aspectos más prácticos y terrenales. Mucho, mucho intercambio no teníamos porque yo era muy chico…



En 1970, con siete años de edad, llegaste a Nueva York con tus padres. Inicialmente se alojaron en Long Island, en la casa de una familia de origen lituano que les dio acogida. ¿Qué memorias evocas de aquellos años?
Era un mundo bohemio, de arte. Íbamos mucho a casas de artistas, a vernissages, a talleres y venía gente a visitar a mi padre como artista para charlar o comprar sus obras. Era un mundo muy precario en el sentido material. Ahí hice toda la primaria en una escuela en Manhattan.
En el año 1967, antes de irnos para Nueva York, mi padre hizo una muestra en la Comisión de Bellas Artes que tuvo un éxito impresionante y la colectividad quedó vislumbrada con su obra. Fue una muestra de 200 obras espectaculares donde habían óleos, témperas….Mi padre pasó dos años trabajando para esa muestra y vendió muchas obras. Con esa venta logramos vivir un año en Israel, en Europa y creo que el primero año en Nueva York.

Por suerte en Uruguay le vendían algo pero en Nueva York era difícil imponerse como artista y vender. Con el pasar de los años, las ventas en Uruguay bajaron, el país estaba en otra situación política y no creo que se vendiera demasiado arte. En Nueva York no era conocido y entonces llegó un momento que tuvo que buscar trabajo. Consiguió un puesto en una fábrica donde se hacían obras (pinturas) en serie, y pidió que lo pusieran en cualquier lado menos a pintar. Estuvo en la parte de empaques, donde llegaban las obras una vez terminadas. Ahí trabajó unos meses y mi madre tuvo que trabajar como limpiadora en la escuela donde yo iba en la tarde.
En Nueva York, conoció a un marchand, un hombre de galería y de negocios muy influyente que se llamaba Joachim Aberbach. A través de esta persona, el panorama profesional empezaba a aclarar, nuevas puertas comenzaban a abrirse y también la realización de una muestra en el Museo Judío de Nueva York. Se enviaron las obras desde Uruguay y el día que salieron de la aduana, fue el día que mi padre tuvo el ataque al corazón. Fue muy trágico el destino y la muestra no se hizo.
“Le temía a la muerte y su afán era dejar su impresión digital suficientemente fuerte como para vencer a la muerte, al olvido, a la nada. Una obra que testimoniara su amor a la vida, a la familia, a la amistad, a su fin supremo: el arte”. Julia Helena Añorga “Totó” (Fuente: Museo Gurvich/website)
Mi madre se trajo todo de vuelta para Uruguay. Y empezó de nuevo la lucha. Este fue el período más difícil de mi vida porque mi madre estaba mal, económicamente no estábamos bien, estaba la dictadura militar y comparado con Nueva York era como estar en otro Universo.
Mi madre era una persona con un carácter muy fuerte que sacrificó su vida y su profesión, era profesora de historia, para acompañar a Gurvich. Para ella fue el amor y la razón de su vida. Mi madre era católica pero no muy practicante.
Tanto Gurvich como ella eran muy liberales, mi padre por convicción y mi madre por educación. Era una gran “fan” por la historia y de una gran apertura hacia al mundo.
Después que mi padre falleció lo siguió defendiendo, era como la admiradora número uno de Gurvich como artista. Como ser humano había cosas que le gustaba, y otras que no como todo matrimonio. Sin embargo del punto de vista plástico lo idealizaba. Para ella era “el mejor”, “el artista” y por eso lo defendió tanto.

“Con apenas 47 años de edad Gurvich dejó una obra inmensa en calidad y extensión, pero nadie podría medir cuánto más no habría creado con su espíritu incansable. Fue un artista de la especie que caracterizó el Renacimiento.
Un hombre culto, conocedora de la literatura, de la música y por supuesto, un erudito en los tramos de la la pintura que le interesaron.
….Conservo de Gurvich una memoria preciosa. Recuerdo la gran muestra en el salón de la Comisión Nacional de Bellas Artes, 1967, en el Solís, recuerdo las formidables cerámicas , abigarradas y minuciosas como un Bosco, sin monstruos. La sensación de humanidad sin límites en algunas telas, donde la multiplicación de los personajes parecía un canto a los hombres, habla de un universalista más radical que el constructivo.
Allí reside, en mi opinión, el dato esencial de las personalidad creadora del maestro; durante la permanencia en Israel o cuando contemplaba la bahía de Montevideo desde su casa en el Cerro, ejercía una idéntica cosmovisión. Sus escenas del Kibutz, tan íntimamente tejidas de religiosidad judía, son hermanas de las obras que tuvieron como motivo otro escenario, otra cultura….” Hugo García Robles
Fuente: Publicación "Un Canto a la Vida"
Exposición homenaje en el vigésimo aniversario de su muerte.
Él hizo todo lo que tenía que hacer en un tiempo muy corto y no se repitió tanto porque todas sus series son limitadas. Lo único que hizo mucho fue naturaleza muerta. Las pintó de todas las maneras posibles, todas con un enfoque diferente; más cubistas, más naturalistas, por darte un ejemplo, y todas son de una gran calidad plástica. Entre 1944 y 1949 las pintó como alumno directo del Torres García, y entre 1950 y 1962 como integrante y profesor en el Taller Torres García. En 1967 hizo una muy especial que está expuesta en la sala del Taller de Gurvich en el Museo.
“El arte no revela la verdad, no está comprometido con la realidad, el arte es una invención del hombre, el hombre se expresa a través de él. La expresión es la forma del sentimiento y la intuición es el camino para llegar al sentimiento donde la razón queda afuera.” José Gurvich
Fuente: Publicación "Un Canto a la Vida"
Exposición homenaje en el vigésimo aniversario de su muerte.
Tu camino hacia el Hinduismo….
Martín, habiéndote criado en un hogar liberal, con una madre católica y un padre judío; ¿De qué forma llegas a abrazar el hinduismo?
Después de hacer el liceo en Uruguay, en 1981 me fui a Nueva York donde empecé a estudiar Ciencias Políticas y Derecho Internacional en Syracuse University. De golpe, antes de graduarme me vino un cuestionamiento espiritual acerca de todo y de lo que iba a hacer. Sentí interés y atracción, no hacia las religiones occidentales sino hacia el budismo y el hinduismo y empecé a leer. Me vino el afán de ir a la India y dejé la Universidad unos meses antes de terminar la carrera.
Quería hacer un recorrido por tierra porque quería ir descubriendo los lugares de mis antepasados. Por mi madre, quería ir al país vasco, a San Sebastián. Por mi padre a Lituania y de ahí llegar hasta la India. Llegué a San Sebastián y después me fui a París desde donde iba a seguir viaje. Era 24 de Diciembre y me había quedado en encontrar con una compañera de la Universidad en una calle entre Boulevard Saint Germain y Boulevard Saint Michel y nunca apareció. Ahí cerca, en la plaza de Saint Michel estaban los devoto de Hare Krishna cantando en Navidad, entregando gratis la traducción al francés del libro de Bhagavad Gita que yo estaba buscando. Me quedé en París y al mes ya estaba integrado a la comunidad donde me hice miembro en el año 1982. Después me involucré en distintas actividades, primero en Francia, después un año en Inglaterra y desde 1988 en Bélgica donde vivo.
Los primeros años fueron de mucho estudio y prédica, más adelante me ocupé de la comunicación, es decir del contacto de nuestra organización en Bélgica con ciertos públicos de la sociedad. Por ejemplo, con gobiernos, políticos, líderes religiosos, medios de comunicación, la comunidad hindú en Europa y el mundo, con académicos que estudian el hinduismo o sociología de las religiones y el arte. Para mí el arte y la espiritualidad están muy cercanos porque originalmente el arte era una expresión de las diferentes tradiciones espiritualidades que existían en el mundo.
Dentro del hinduismo tenés tradiciones que son monoteístas como la mía, monistas que son las que no piensan en un D´s personal sino más bien en una energía única o verdad absoluta y otras que son politeístas. Dentro de una misma religión tenés como las tres versiones.
Yo soy de la tradición vaisnava que es la tradición monoteísta que para diferenciarla del monoteísmo occidental la llamamos monoteísmo inclusivo “inclusive monotheism” porque acepta que hay otras formas de monoteísmo como el judaísmo, el cristianismo o el islam, y también acepta que hay otras formas de espiritualidad que ayudan al ser a avanzar espiritualmente como los que tienen una concepción politeísta de la existencia.
Si bien acepta que hay distintas prácticas espirituales, la teología es monoteísta, es decir que hay un D´s supremo, creador y personal. Y en el caso de la tradición vaisnava es muy detallado porque se describe la personalidad de D´s en las escrituras, hay una presentación mucho más detallada tal vez que la de los monoteísmos occidentales. Para mí la espiritualidad es fundamental pero también creo en la religión, en llevar una vida más “regulada”, siguiendo ciertos principios de vida y no sólo filosóficos.
Desde tu perspectiva como adulto y tras haber emprendido esta filosofía y práctica religiosa; ¿qué reflexiones y sentires te conectan con el viaje espiritual de tu padre?
Yo era muy chico cuando perdí a mi padre, pero por lo que he escuchado de mi madre y lo que he visto de las obras de Gurvich me parece que era una persona muy abierta, de constante búsqueda personal y espiritual como artista. Había una búsqueda de sus raíces, de su misión en el mundo, del sentido de la vida reflejado también en su arte. Fue un artista que no se estancó en una sola manera de pintar o de pensar. Siempre muy abierto a diferentes corrientes artísticas, pensándose a sí mismo y dialogando con el mundo que lo rodeaba, ya sea el de Israel, Nueva York o Montevideo. Todos mundos muy diferentes.


Fuente: Publicación "Un Canto a la Vida"
Exposición homenaje en el vigésimo aniversario de su muerte.
Era una persona inquieta en constante búsqueda. Todos estamos “buscando”, unos lo hacen de una forma metódica con una religión en particular, y otros de manera más espontánea, menos dirigida. Mi padre pienso que era una persona abierta a diferentes formas de espiritualidad, pero nunca practicó una religión o una tradición en específico.
Él no era un judío practicante. No se crió como una persona religiosa en el sentido de seguir ciertos principios, pero D´s estaba presente en sus pinturas. Mi padre nunca intentó representar a D´s, lo único que hizo fue la mano y el ojo de D´s. Era una persona que entendía que había algo superior, pero no sabría decirte cuál era su concepción acerca de D´s.
Su madre era la que mantenía la tradición. Él plasmó el judaísmo en su arte como un homenaje a su madre y al vínculo que tenía con ella y con sus raíces judías. En los años 70´ mi padre viajó a Israel, en ese entonces su madre estaba muy enferma, y empezó a hacer una serie de obras de temas judíos, religiosos y bíblicos utilizando toda su ductilidad plástica y artística. El sueño de Jacob, las témperas bíblicas, son obras religiosas no impuestas, sino que son manifestaciones auténticas de temáticas religiosas con una presentación plástica alegre, muy original y única.
Es muy interesante porque para un artista que no era religioso, dejó una obra religiosa muy grande. Es uno de los artistas que ha dejado más obras religiosas de todo el judaísmo del siglo XX después de Chagall.

"El sentimiento de ser judío impregnaba su ser. José Gurvich tuvo una identidad judía heterogénea y múltiple, construida por etapas, enriquecida en varios escenarios y a través de diversas experiencias en su Lituania natal, Montevideo, Israel y finalmente Nueva York. Se manifestó en su arte a partir de sus tres estadas en Israel y en el Kibbutz, la granja colectiva israelí Ramot Menashé (alturas de Menashé)."
Fuente: Libro Gurvich: "Viajes por el tiempo judío" de Alicia Haber
A pesar de que escuchó mucho todas las tragedias de Europa, era un artista con una visión optimista del mundo, aún siendo consciente de todos los horrores de la Shoá, y de todo lo que le pasó a la familia.
A la luz de tu camino espiritual y las enseñanzas que incorporaste del Hinduismo; ¿te fue posible comprender la partida física de tu padre desde otro lugar?
Para mí fue muy difícil. La primera reacción interna que tuve fue como una rebelión hacia D´s. ¿Por qué perder a mi padre siendo tan chico?. Es el destino, y el destino no se puede cambiar. Es implacable. El día que te tiene que tocar, te toca. No hay edad para sentirse huérfano, pero cuanto más chico sos, más difícil es.
Nosotros creemos en la reencarnación de una manera muy explícita, en el hinduismo el alma sigue reencarnándose hasta llegar a la liberación espiritual. Esto es cuando el alma no se encarna más en este mundo, y retorna al mundo espiritual donde eternamente sirve a D´s. Mientras tenga deseos materiales y apegos sigue viniendo para aprender.
Mi interpretación espiritual es que el alma es un pedacito de D´s y de forma limitada tenemos muchas de sus cualidades, pero su misma esencia. Espero que mi devoción a D´s ayude a mi padre en su viaje espiritual.
Yo creo que mi padre ya venía con la pasión por el arte de vidas pasadas. Con 13 años ya hacía dibujos preciosos. Los grandes artistas de este mundo, seguramente son personas que pintaron durante muchas vidas...

En el 2001, Martín Gurvich y su madre, dieron origen a la Fundación José Gurvich como tributo a la vida y obra del artista con el objetivo de preservar su legado. Uno de los principales cometidos fue la creación, en el 2005, del Museo José Gurvich en la calle Ituzaingó.
Más tarde y tras un cierre de dos años, (2013-2015), el Museo reabre sus puertas en un nuevo edificio en la Peatonal Sarandí. En el 2019, pasa a ser un museo público, cuando el Estado Uruguayo adquiere el edificio y la colección permanente de obras, quedando en manos de la fundación la gestión del museo, mediante un convenio entre el Ministerio de Educación y Cultura y la Fundación José Gurvich.
Durante veintidós años, Martín Gurvich presidió la fundación, cargo que a partir del 2024 será ocupado por el Cr. Joaquín Ragni, acompañado por la Prof. Tatiana Oroño y el Dr. Diego Gamarra en una vicepresidencia compartida.

“Para mí ha sido un gran honor, satisfacción y desafío llevar adelante a la Fundación José Gurvich durante sus 22 años, realizando un gran número de proyectos en Uruguay y en el exterior. Que los uruguayos y los extranjeros puedan disfrutar de la vida y obra de mi padre en un Museo dinámico, didáctico, interactivo y abierto a la sociedad, me llena de orgullo, y estoy seguro que mi padre y mi madre estarían muy orgullosos también. Le deseo al Museo Gurvich y a la Fundación José Gurvich mucho éxito en los proyectos y cometidos que se han propuesto para seguir brindando un servicio cultural de nivel a nuestro país............."
Fuente: Comunicado publicado por la Fundación Gurvich 13 de Diciembre del 2023.
Links de interés sobre José Gurvich y su obra: